Capítulo 13:

Narra Asca


En mi casa, ya con Hally, nos habíamos quedado viendo la televisión y ella notaba que no me encontraba totalmente concentrada en esta aburrida actividad y me preguntó

-¿Por qué tú tan pensativa?- y no le respondí, es cierto, pensaba y, como siempre, en Tom; la verdad no podía evitarlo si era tan bonito todo un hombre y no más un niño como lo recordaba.

-En nada Hally, no importa-

-Creo que piensas en Tom ¿No es así?- me preguntó curiosa, no se lo negué y lo admití

-Si, pienso en Tom, lo extrañé mucho y ahora que lo veo, no puedo dejar de sentirme triste y feliz a la vez-  lo dije y bajé la vista, Hally se había ido a buscar unas bebidas y al regresar, me dio una botella de cerveza, no tomábamos mucho, solo  en pequeñas ocasiones nos permitíamos un trago, como ahora...

-Ten, te ayudará a calmarte- me aconsejó mi amiga casi angelical

-¿Desde cuando vienes recomendando el alcohol como medio de alivio para ciertas cosas?- le pregunté, era raro de ellas hacer tales cosas

-Tú solo bebe, de paso cuéntame qué era Tom de tu vida-

-Bueno, el era...- le expliqué todo, cuando me había mudado cerca de aquí, cuando lo conocí, lo que él era en ese entonces y todo, sin restricciones a mi mejor amiga.

Al terminar toda mi historia, Hally quedó atónita y como no si le conté de hasta lo que yo era, un ángel. No me lo creyó, como era de esperarse, asi que le mostré mis alas, la versión tierna; alas gigantes y blancas tan suaves como algodón, tuvo que creerme.

-Es tan genial lo que es esto ¿Cómo conseguiste esas alas?-

-Nací con ellas, tendría que habértelo dicho antes pero bueno, no tuve oportunidad-

-Y Tom ¿Qué tiene que ver esto?- ahí llegaba la parte difícil de explicar, tuve que dar una clase de explicación científica para explicar solamente que él era lo contrario a mí,  un demonio.

-Osea que él es una clase de...?- a veces era muy tonta, no lo niego

-Es un demonio, cabecita hueca, un demonio es lo contrario a un ángel ¿Se entiende?- No quise seguir con las explicaciones para nenitas de 5 años así que a la mañana siguiente me dirigí a la casa de Tom.

Me sentía emocionada, pues era una reunión nuestra, un reencuentro por decir así nomas, no sabía si saludarlo con un beso, un abrazo o quizás un simple "hola".

Al tocar la puerta él me recibió, estaba muy guapo, arreglado diría yo.

-Pasa- dijo sin apuros pero sin retrasos, no pude ni saludarlo. Al entrar me sorprendió de la nada con un beso en los labios, al cual no me resistí ya que tenía guardado ese beso y muchos más desde que me separé de él. Mi conciencia no me molestaba en ese momento, fueron muestras de afecto tiernas, busos tímidos, ya que nuestros labios querían tomar confianza, casi me olvidaba lo bien que se sentía tener cerca a este demonio. En algún momento tuvimos que separarnos, no podíamos estar a los besos por siempre, aun que así lo queríamos.

-Te extrañé demasiado- había dicho Tom mirando mis ojos café y yo observando minuciosamente esas ventanas de su alma color miel.

-Al igual que yo pero... no vine por eso- dije, alejándome un poco y sentándome en el sofá

-Viniste porque te lo pedí, osea que llegaste por mí y nada más- se sentó junto a mí, tomando mi mano derecha, la más próxima a él.

-Si- le respondí- pero ya tienes tu vida, con Noemí y yo, bueno, estoy sola, pero no significa que venga a estar contigo-

-No me importa Noemí, solo me importa mi dulce ángel, la que amé y aun amo, no me arruinarías la felicidad de tenerte cerca ¿O sí?- dijo Tom, usando el chantaje y su dulce cara para su favor.

-No uses esos trucos conmigo Tom, debes comprender que lo nuestro es pasado, historia antigua, nadie puede...-
Sin previo aviso me besó otra vez, de una forma más descontrolada, como un ruego de que me callara y que disfrutara el momento

-Donde fuego hubo, cenizas quedan- fueron sus palabras, antes de volverme a besar y yo, como una tonta, dejé que siguiera...


continuará...(gracias por leer)